En el cenit del plenilunio
caían aves de piedra
que estrellaban su canto
entre arrullos de viento
y coplas de barro.
Ilusas figuraron
dávidas prometidas,
enjaedazas
por el llanto
de la dulce perla hundida
entre lenguas de la noche.
Levitaron en deseo
por la gracia prometida,
y al rozar
la suave línea
renunciaron a su anhelo.
Es que vieron a bisontes
bordeando el lunar blanco,
en carabana
trotando
hacia el lugar en donde
lloraba la luna.
19.8.08
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1 comentario:
No voy a hacer público mi comentario. Lo que si me gustaría es que la próxima que nos encontremos me preguntes que pienso.
Un abrazo grande
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