2.12.07

Disculpas

Dejemos el olvido en el olvido, me dijiste. Creo que hice lo necesario para acatar tu orden y la mía, que por cierta casualidad o influencia era la misma. Sin embargo, el olvido rebelde quiere traducirse en presente cuando por ejemplo paso casualmente por algun recoveco de tu barrio que sigue siendo mi barrio en las calles del pasado y entonces el olvido se hace presente naturalmente, aparece de nuevo la escena de esa esquina compartida en la que decidimos tocarnos por vez primera, que casualmente es la misma en la que corríamos a los gritos odiando el invento que juntos empezamos a crear y deshacer en ese sitio. Así que disculpame vos y también pido disculpas a mí mismo, pero me es imposible, tan imposible como para vos debe serlo, no puedo dejar el olvido en el olvido como si se tratase de un viejo libro, el muy hijo de puta es como un líquido que siempre se cuela por algún agujerito de sí mismo y desafía a cualquier novedad de los sentidos. Disculpame por enterarme que las cicatrices tienen motivos, que el arte es engrendrado, que mis manos fueron cuatro y que todavía huelen a carne mansa mía y tuya.

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