2.12.07

Entendémino

Nunca deposites un ojo en el devenir, menos un ojo claro y luminoso como con el que soles insolar mi crisol de piel. Te lo digo porque la pérdida flagrante de luz se trasluce recién en alguno de los acientos del libro-diario de los suspiros últimos. Es un desatino en las olimpíadas de las estrellas el depositar lo puro en el vacío, algo así como el hurto de existencia por parte de un fracaso a la esperanza toda. Despedazada por un pozo, tan caído como casual y vituperante, es igual a la maldición de todo un pueblo a una escoba suicida, a una caida sin remedio ni salida. En vano sería descansar tu ojo en mis perlas al azafrán, menos aún si el sol brillante se tiñe en tu sonrisa que se licúa de deseo al ver sus rayos sin cuerpo, sin vuelta, firmes a su escencia de recuerdo ectoplasmático. Es que, te digo, los ectoplasmas son copias y figuras que retozan sobre una imágen hermosa que nunca llegan a ser y desean tener la misma grupa del arquetipo de ellos mismos. Son tan mentirosos los arquetipos, más imperfectos son al ser ectoplasmas de fantasmas de retratos de muertos, y entonces, verás, si un ectoplasma desea ser el arquetipo de un ectoplasma que en definitiva es él mismo, da vueltas sobre su misma imágen quieriendo adentrarse en lo que ya es. En suma, no sabe que el ya es perfecto por sí, como tambíen ignora que es lo falso perfecto, una costilla de gorrión asfixiado que desnuda desfila por los vientos que coquetean con las hojas de un árbol mudo. Pero qué vamos a estar hablando de tu ojo o nuestro ojo o de mi ojo de ectoplasma o 'comolequierasllamar' si es tan débil el párpado que lo sostiene que no puede evitar cerrarse en todo amanecer ¿Acaso no ves?¿Podrías decirme en qué momento te sentiste atravesada por un as de fulgor rojo y vivo?. O mejor, decime en qué segundo te sentiste hablar desde mi voz o ver desde mi falso ojo, o ser desde mi no-ser. Ya lo verás, ya lo estás viendo... Todo es tan trucho, cosa mía, todo es tan trucho.

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