29.7.08

Preludio del sueño eterno

El preludio del sueño,
la hojarasca como tapiz
ungido en tonos marmóreos y grises.
Ausentes las palomas de su campo de plomo azul,
escondidas entre el plumaje muerto de los árboles;
la plaza sedienta de arrullos y flores
abre sus dedos al velo de la noche.
El cielo desilachado
se enreda en las pestañas.
Una negra estrella
se dibuja en la circunsferencia clara
que muestra la oquedad del párpado.
El astro se extiende y desaparece
en lo ínfimo,
en el inexorable quiebre del ahora.
Las aves de piedra continúan en silencio
y sueñan con un hombre
que las mira y sucumbe.

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