26.2.08

Un ensayo de Romeo

(La calle, habitada por una soledad que miraba una ventana abierta a la noche)

Había alguien dentro,
detrás de esas paredes:
El sueño mismo,
la espera y su fin.
Asomó el humo,
el ansiado cigarrillo.
Miré su sombra
y cómo ella vestía
las formas oníricas
que se decían inmortales.
Debería improvisar una línea
concisa y livana, plumífera.
Con las manos unidas y cóncavas
me dispuse a gritar
y elevar así la súplica
hasta el ventanal.

(Silencio)

Una luz efímera
junto a una brisa
que disipó el humo
supieron desnudar la sombra.
No hubo frase.
No era ella.

(Desde una ventana abierta a la noche, una soledad miraba una calle deshabitada)

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