31.1.08

Funeral

Como el cordón de montañas
se impone sobre la lontananza,
en las flexiones de tu voz opaca
el infinito encontró su límite.
Como el gorrión sin espejos
que retoza sobre su no-tiempo,
las notas que tu boca lanzó
bailan en la pista de entierro.
Será que tu noche me cohibe
pensar en la larga muerte,
o quizás mi propia suerte
me impide ver tu noche ciega.
O es el son de tus cadenas
el que oculta tu hado inmóvil.
No sé, ya no hay un principio
desde que el fondo del abismo
se vio resuelto en la fachada
de un pozo casi enterrado.

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