Gotas de gorrión en mi oido
suaves, irrumpen mi sueño.
Suspirando granizo bajo un roble,
me desvelo al escuchar su deseo.
Lluvia de sus cantos,
tímida, roza mis dedos.
En ella suplica a los vientos
que pronto ayude en su vuelo.
Danza la pluma en el sutíl desierto,
ataviada en marrón de corteza
suspicaz de ser próxima presa
de las ataduras de la fortuna.
¿Porqué tanto misterio, gorrión?
¿Acaso el aletear no te ayuda?
¿O el ser que te carcome no arrulla
como antes lo escuchaste?
13.10.07
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