28.10.07

J.J.L.

La perfidia de los días
que no oscilan en callar
a las bocas pigmentadas
de palabras que se caen,
con un grito que despierta
la blasfemia militar.

Se levantan de sus limbos
y alimentan sus entrañas
con los jovenes mancebos
que denostan la alimania
acaeicada en los inviernos
de sonrisa libertaria.

Estampan sus anhelos
entre rejas de metal,
mutan ellos en lamentos
que desean murmurar
los dolores en sus cuerpos
que se ahogan en el mar.

Buscan sus ojos aquellos
que los vieron sollozar
y encuentran enterrados
en la negra inmensidad
a las aves luchadoras
que buscaban libertad.

Y en este siglo 21,
nadie puede disfrazar
las infamias cometidas
a la nimia humanidad
por los buitres despiadados
de la Junta Militar.

Pero amigos míos,
no podemos descansar.
Una nueva fechoría
nos obliga a preguntar:
Presidente de argentinos
¿Cómo que un desaparecido más?

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