16.10.07

Resignación

Un río bañado en gotas
de sal diáfana y pura
se desborda sin clemencia
sobre cuencas de hermosura.
Al igual que mi joya,
que llora en el vacío
los dolores de sus horas,
la agonía del estío.
Se lamenta por sus días,
por lo gris de sus vestidos,
las cadenas de sus piernas
no han frenado sus latidos.
Se pasea por pasillos
de trampas inextricables
deborando con sus ojos
sus recuerdos imborrables.
Creo que quiere buscarme,
que recuerda la promesa,
la que juntos convenimos
en los días de inocencia.
Grita mi nombre herido
y realiza una plegaria
que retumba en los oidos
de su vida solitaria.
Ignoro donde me paro,
disculpame, estoy perdido.
Tampoco llegaré esta tarde
a guiarte en el camino.
Y esta tarde será eterna,
ya lo hemos entendido,
resignemos nuestro sueño
y apostémos al olvido.

1 comentario:

eLi dijo...

valentin
me gustó mucho lo que escrbiste
creo que es una de las pocas cosas que leí tuyas que más me llegaron (o más entendí, viste mi ignorancia, y va de la mano con lo anterior).
está saliendo un valentin "tierno" a la luz... (aunque ya lo conocía un poco)
te quiero mucho, eli